Acatzingo, un municipio del estado de Puebla, se alza como un oasis de historia y cultura en el corazón del Valle de Tepeaca. Su nombre, que en náhuatl significa “Lugar de pequeños carrizales”, evoca la belleza natural y la riqueza cultural que caracterizan a este lugar mágico.
Un valle de tradiciones
Acatzingo se extiende por una superficie de 125.02 kilómetros cuadrados, tejiendo un mosaico de fértiles tierras, pueblos pintorescos y sitios históricos. Sus límites abarcan al norte con Nopalucan y Soltepec, al noreste con Mazapiltepec de Juárez, al este con General Felipe Ángeles, al sur con Los Reyes de Juárez, San Salvador Huixcolotla y Quecholac, y al poniente con Tepeaca. Un territorio que forma parte del Valle de Tepeaca, una prolongación del Valle de Puebla-Tlaxcala, famoso por sus tradiciones ancestrales, su deliciosa gastronomía y la calidez de su gente.
Un viaje a través del tiempo
Acatzingo posee un pasado fascinante que se remonta a la época prehispánica. Los primeros pobladores de la región fueron los olmecas, seguidos por los teotihuacanos y los toltecas. En el siglo XIII, los aztecas conquistaron la región y la convirtieron en un importante centro comercial y religioso. Tras la conquista española, Acatzingo fue evangelizado por los franciscanos y se convirtió en un municipio en 1895.
No te pierdas la oportunidad de visitar Acatzingo, un destino mágico que te invita a vivir una experiencia inolvidable.